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Soy una persona alegre,casada con una gran familia, disfruto de la vida...me gusta soñar para lograr realidades.

lunes, 23 de marzo de 2015

ADOLESCENTE EMPODERADO. PADRES DESEMPODERADOS.

    La adolescencia es una etapa del desarrollo en la que no solo el sujeto que pasa por esta fase se siente incómodo, también los padres que no saben como lidiar con alguien que no es chico pero que tampoco es grande dependiendo de lo que demandan las circunstancias del adolescente en cuestión.
    Si los padres no están entrenados para aceptar los cambios de sus hijos en los diferentes estadios de su desarrollo físico, cognitvo, emocional, sexual y social con los trastornos que el medio provoca en cada uno de estos, es probable, que cuando llega la adolescencia pierdan el control de la conducta de los hijos. Es muy fácil cuando hasta los 9 o 10 años el niño solo sabe obedecer, pero a partir de la entrada en la pubertad, esa obediencia se convierte en un dolor de cabeza. Después de esta edad, la obediencia comienza por parecerles injusta, y la queja en la terapia casi siempre se desarrolla al son de: mamá no me deja... papá no permite... mi hermano me molesta y tengo que soportarlo... mis padres no me apoyan en nada... no les gusta mis amigos... no quieren que participe de nada... entonces ¿para que quieren que me comporte como grande si siempre me dicen que soy muy chico para hacer lo que me gusta?... la generalidad de las veces que los padres acuden en busca de ayuda, casi siempre lo hacen por el bajo rendimiento escolar, lo cual quiere decir que otros aspectos de la conducta de los hijos adolescentes pasan desapercibidos para ellos y/o no tienen tanta importancia como la que tiene una buena nota al final del año escolar.
    La etapa adolescente es un estadio difícil para el joven. En el trayecto de su desarrollo entra en ambivalencias no solo físicas, cognitivas y sociales, sino también culturales, que suman a sus ansiedades las inconformidades propias del "no soy de aquí ni soy de allá, no tengo espacio ni lugar, que permita acomodar mis inquietudes de amar", son las letras de una copla, que expone claramente la inquietud de alguien que desea hacer lo que quiere, pero olvida que toda interacción ha de traer respuestas y no siempre serán como se quiere. El primer problema que deben enfrentar los padres, es la competencia por el poder que detentan ellos como progenitores contra el deseo de poder que el hijo cree haber alcanzado por derecho al sentirse adulto con sus 12 ó 19 años de edad.
    El pensamiento de un adolescente se muestra unidireccional, no son capaces de ver más allá de lo que se muestra interesante para ellos y entienden que su punto de vista es el correcto, sea porque realmente así lo cree, o por llevar la contra de manera explícita.
   Las mayorías de las teorías que tratan los comportamientos de los adolescentes se ocupan más ampliamente del estadio mental, sexual y social, como las características dificiles para los padres y los grupos sociales en los que el joven interactúa. Sin embargo, para mi como terapeuta familiar existe un factor muy importante en el desarrollo del joven adolescente, y es el que se relación con el lugar de nacimiento en el grupo familiar al que pertenece incluyendo el espacio o tiempo por edad entre un hermano y otro.
   Es probable que de esta concepción nace la respuesta de los padres cuando dicen, que sus hijos son como los cinco dedos de sus manos, todos diferentes. Recuerdo el trabajo de investigación acerca de la depresión en los adolescentes, donde asumí que: "Existen varias teorías para estudiar a los adolescentes, yo tengo cuatro adolescentes y ninguna teoría"... La depresión en adolescentes de 12 a 19 años de edad, trabajo de investigación de Flavia Peguero para la universidad Organización y Métodos O&M Sto. Dgo; R. D. 1994-1996)
    Cuando los padres expresan las características de sus hijos, se refieren a ellos como: el mayor, el segundo, el tercero o el más pequeño, estableciendo claras diferencias entre ellos por el lugar que ocupan en el orden de nacimiento, refieren expresiones como por ejemplo: "mi hijo mayor es un amor, respetuoso, obediente, estudioso, el segundo es problemático, pelea todo el tiempo, no se lleva bien con ninguno de los hermanos, pero es honesto y siempre quiere que le presten atención, el más chiquito, ese un haragán, mientas todos trabajan en la casa, el no quiere hacer nada, pero es muy inteligente, tiene notas excelentes en la escuela..." (expresiones de una madre mientras describe a cada uno de sus tres hijos)
    No solo los padres distinguen los hijos por el lugar en el orden de nacimiento, los hijos también llegan a sentir esa diferencia y muchos de ellos se sienten tan mal que se auto etiquetan de forma negativa : "... el del medio es una mierda... me siento como el Jamón del emparedado... tengo que respetar a mi hermano mayor y el se aprovecha de eso y yo siempre pierdo aunque tenga razón... tengo que tolerar al más chiquito que también se aprovecha..." (respuesta del joven estudiante frente al debate relacionado con el orden de nacimiento)
    Como es lógico suponer las ambivalencias que provocan los cambios fisiológicos propios de la edad, los efectos emocionales que por fuerza redundan en la conducta, el sistema familiar aportando aprendizajes culturales a las estructuras internas y sociales del medio de interacción, sumen al adolescente en situaciones realmente angustiantes. A esta situación se agrega el estrés por el lugar de nacimiento que ocupa el hijo. La posición de primero, segundo, tercero, cuarto etcétera marcará la diferencia en las personalidades de cada uno de ellos. Dependiendo de la cultura y la dependencia o independencia de los padres con relación a la misma, se afectará en mayor o menor grado cualquier joven que esté atravesando por la fase de la adolescencia.
    Por ejemplo, el hijo primogénito será recipiente de atenciones especiales y muestras exageradas de amor, temores y cuidados por los nóveles padres hacia él, debido a su falta de experiencias previas acerca de como criar. Esta situación se acrecienta o agrava si los padres, retrasan la decisión de tener un segundo hijo. Esto hará que la vida consentida y amorosa del unigénito se ensanche de tal forma, que difícilmente soporte ser sustituido en el regazo de los padres, por un hermano menor. Por lo que en medio de una situación con nuevo hermano, se la pasará experimentando regresiones, desplazamientos, depresiones etc., entonces la competencia por atención del segundo hijo con el primogénito, hará que este último intente controlar lo que siempre ha sido de él, y que ahora debe compartir, la atención y amor de los padres o simplemente se retrae en el espacio interno del sí mismo, al sentirse desplazado.
    Bajo estas circunstancias, si los padres no asumen correctamente las definiciones de atención a más de un hijo, pueden ocacionar reacciones negativas entre los hermanos.
   El primero, tratará de llamar la atención a como de lugar para retener a los padre en dirección a él, el menor, no lo hará diferente, también buscará atraer hacia si la atención de los padres ¿cómo harán esto? en la dirección del refuerzo que reciben. El refuerzo puede mantener una interacción equilibrada entre ambos hermanos, o por el contrario girar la balanza en una sola dirección por el peso de una asimetría en el refuerzo.
    El primogénito quien considera que ha sido desplazado por el hermano menor, buscará anular a este si es un estudiante bueno, obediente y cariñoso en correspondencia a lo que recibe de los padres, pero resulta que ya no es el único receptor de ese cariño, sentirá que pierde lo que hasta el momento ha sido suyo, nacen los celos, pero no puede agredir a su hermano menor, así que canalizará sus temores hacia su autodestrucción, buscando la preocupación de los padres en dirección a su persona, ahora hay que ayudarle a él y olvidarse por el momento de su hermano menor. El hermano menor que ve las fallas del hasta el momento buen estudiante y obediente hijo, procura ser mejor estudiante, mas obediente y cariñoso, con esto logra que los padres cometan el grave error de la comparación, estimulando la competencia del menor y minimizando la autoestima del mayor, quien ahora sustenta una atención especial, él tiene un problema y hay que ayudarlo.
    Los padres acuden a la terapia como ayuda, pues no saben como lidiar con un hijo adolescente que de repente perdió el deseo de estudiar, esta apagado, no obedece, y parece no importarle ni siquiera la preocupación de sus mayores por él. Mientras el hijo menor, disfruta a sus anchas de la admiración de los padres. Ya en la terapia, consigue lo que busca, atención. Los padres deben dejar las obligaciones del trabajo, derivar su atención y preocupación hacia él y su hermano no importa lo bien que se comporte, por el momento perderá importancia.

     OBSERVACION PRELIMINAR Y TRAYECTO DE LA TERAPIA. RESUMEN.

    Llega a la terapia acompañada de la madre. Es una paciente reincidente de bajo rendimiento escolar. Por segunda vez repite el año escolar y los padres ya no saben que hacer con ella, y la escuela tampoco consigue como lidiar con alguien que decidió no estudiar porque no le da la gana. Así que tomando el caso, en el camino decidimos cambiar la estrategia regular para estos casos y establecer un diálogo libre de las consideraciones propias y reglas que se manejan en estos casos. "Si mahoma no sube a la montaña, esta se derribará sobre él porque está decidido que se enfrenten cara a cara". Entonces aplicamos lo que yo llamo medicina curativa, donde en plena acción terapéutica, el terapeuta entra en un careo tan rápido que desarma al más inteligente y manipulador de los pacientes, le mueve el tapete bajo sus pies y la solución al problema se le brinda de forma inesperada, en un "lo tomas o lo dejas". Todos conocemos que tan rápidos son los adolescentes para responder, y actuar con la eficiencia propia del más entrenado actor de cine. Colocarlo entre la espada y la pared, lo obliga a ir en la dirección que le garantiza la seguridad y los refuerzos que tiene hasta el momento, pero que se da el lujo de disfrutarlo sin dar nada a cambio.
     
     ADOLESCENTE EMPODERADA. PADRES DESEMPODERADOS. ESTUDIO DE CASO.

     La paciente identificada con 15 años de edad, es la hija mayor de un grupo familiar compuesto por cuatro miembros, el padre, la madre, y una hermana menor de 10 años de edad. Cursa el primer nivel de la secundaria, y no consigue pasar los exámenes  para alcanzar al segundo nivel. Tanto el padre como la madre de 50 y 43 años respectivamente, trabajan en su propio negocio en ventas de alimentos y el padre además tiene otro trabajo como empleado en una institución del estado. Ingeniero él y psicóloga industrial ella. Solicitan ayuda cuando el año escolar está a término y al parecer la paciente tiene un pronóstico escolar desfavorable por lo que desean que se recupere y salve el año escolar.

     MOTIVO DE CONSULTA
     Bajo rendimiento escolar.
     Paciente identificada: H1, 15 años de edad (primogénita)
     Diagnóstico: empoderamiento.
     Pronóstico: desfavorable para el motivo de consulta.
     Estrategia de la terapia: establecer sistema de jerarquía y organizar el sistema de los holones.
    Teoría aplicada: Terapia Estructural combinada con estrategia personal del terapeuta para trabajar con adolescentes empoderados.

     ENTREVISTA No. 1

     Llega a la terapia acompañada de la madre. Aparenta  más edad de la que tiene. Peinado juvenil y  pantalones muy ajustados y camiseta atrevida de escote muy bajo. La observo y parece muy dueña de sí misma, nada tímida y la madre joven aun, parece todo lo contrario, sencilla y discreta, sostiene su cartera y un paraguas grande. Las invito a tomar asiento y la hija no muestra preferencia hacia la madre y toma asiento primero, se lanza sobre la silla con tal ímpetu, que la corre de lugar. La madre se acomoda e iniciamos con los datos personales para registrar el expediente y luego dar inicio a la terapia.
    - Vamos a ver, quien inicia diciendo lo que les pasa.
    - Doctora, ella no quiere estudiar, repite las materias y parece que no logrará ir al siguiente curso, en la casa no ordena sus cosas en el cuarto y hace los deberes de mala gana. Ni siquiera le da vergüenza que su hermanita tiene las mejores notas, nunca ha repetido, además de que es tranquila y obediente.
    - ¿Qué espera que haga la terapia, si ya no hay posibilidad de liberar el nivel actual?
   - Yo se que vinimos tarde, pero me gustaría que la trate porque me recomendaron que la lleve al psicólogo. Tiene bajo rendimiento y no vale consejos, regaños, castigos, hace caso omiso.
   Mientras la madre detalla el problema, observo a la joven, que se distrae con su celular, parece jugar o chatear (conversar escribiendo) así que la interrumpo y me dirijo a ella.
   - ¿Escuchó lo que dice su madre?
   Levanta la vista y mira a la madre con una mirada que parece sugestionarla, yo diría que la desaprueba, mientras la madre sonríe y en una actitud que parece excusarse le dice.
   - No me mires así, que tú sabes que es verdad lo que digo.
 Pero no dice nada e intenta retomar el teléfono y le detengo con autoridad.
   - Jovencita, tenga la amabilidad de apagar el celular y contestar a mi pregunta.
   No apaga el teléfono, pero lo coloca en sus piernas y me mira.
   - Si no escuchó bien, dije que apagues el teléfono!
   - Ya no voy a seguir!
   Grita... !pero cuanta petulancia!
   - Pero yo le ordeno apagarlo para continuar con nuestro trabajo.
   Saca el teléfono y lo apaga, respira y expira, parece que contara hasta tres. Entonces continuo.
   - ¿No escuchó lo que dijo su madre?
   - Si
   - Muy bien ¿qué tiene que responder a eso?
   - Nada.
   Interviene la madre
   - Eso es lo que contesta, cuando le preguntamos que le pasa, porqué no estudia y a veces solo se encoge de hombros. Ella no era así, antes era buena estudiante y nunca repitió un curso, hasta que cambió.
   - Muy bien señora, ahora quiero que me dejes a solas con ella. Yo la llamaré más luego.
   La madre abandona la consulta  entonces ocupo una butaca frente a ella.
   - Quiero que me digas, que es lo que le pasa que no tienes un buen rendimiento escolar.
   Guarda silencio mientras gruesas lágrimas ruedan por sus mejillas.
   - La terapia es para ayudarte, puedes confiar en mi para poder ayudarte, tengo aquí algunas pruebas para evaluarte, pero prefiero que hablemos antes, talvés sea más fácil aclarar las cosas, si tienes problemas en la escuela, en la casa, con tus padres o cualquier otra razón que te impida salir adelante en la escuela, si no ves o escuchas bien.
   - Yo estudio, veo bien y no tengo problemas, pero se me olvidan las cosas en el examen (prueba de evaluación)
   - Podría ser que no te concentras bien, no pones atención y eso es necesario para que te vaya bien en una prueba.
   - Si yo hago eso, pero no me va bien.
   - Continua llorando.
   - Cuando alguien llora, hemos de suponer que se siente mal, pero lo que tu sientes no podemos adivinarlo, es necesario que digas claramente lo que te pasa, solo así podremos ayudarte.
    Continua llorando, no dice nada. Esa renuencia a decir lo que le pasa, puede ser una estrategia para lograr mantener la atención y preocupación sobre sí misma, y en cierto modo los padres se sienten culpable por no saber que le pasó o que está pasando. Es muy utilizada por algunas personas para asumir el papel de víctima. Por lo que trato de hacerle ver que no es efectiva en la terapia.
   - Llorar, no resuelve nada, ahora te queda muy poco tiempo, lo que necesitas es apurar y estudiar haber si logras concluir con éxito y pasas al siguiente nivel. Tienes un compromiso con tus padres y contigo misma, es tu reponsabilidad responder a tus padres que trabajan duro para que tu tengas un buen futuro, pero tienes la obligación de estudiar ¿crees que puedes lograr hacer tu mejor esfuerzo? el bajo rendimiento escolar que tienes en la escuela, es la queja inicial que expone tu madre para traerte aquí buscando ayuda.
   Guarda silencio y yo repito. Trato de ampliar la información.
   - Tu madre se queja de que ni siquiera haces las tareas asignadas no solo en la escuela, también en la casa.
   - Yo arreglo el cuarto, pero mi hermana llega y tira todo y mami cree que yo soy la desordenada. 
   - ¿Y no le dices a tu madre?
   - Si, pero ella a mi no me cree.
   - Has sido rápida para justificar las tareas de la casa culpando a tu hermana y las de la escuela ¿qué te impide hacerlas?
   Guarda silencio y yo continuo.
   - Escucha, la preocupación de tu madre ahora es que estudies y tu  pareces negarte hacerlo ¿qué te impide cumplir con tu responsabilidad? ya no eres una niña, para que no entiendas eso. Ahora tienes un compromiso con la terapia y la tarea que te mando es estudiar, es tu prioridad ahora. Voy a conversar con tu madre ahora, ve a buscarla y recuerda tu compromiso de estudiar y esforzarte. Ahora que tu madre venga, le dices lo que vas hacer para que se tranquilice, ella está muy preocupada por ti. ¿Crees que puedes hacer un mayor esfuerzo, que lo hecho hasta ahora y ver si consigues pasar las pruebas, por tu bien? si te quedas atrás, tus compañeras se adelantarán y no te verás muy bien con el grupo nuevo que tienen menos edad.
   Guarda silencio, pero yo quiero que piense, que estudiar o no, es algo que solo a ella le beneficia o perjudica. Sus actitudes muestran que quiere castigar a sus padres, por un motivo que aun no sabemos pero que a través de la terapia trataremos de averiguar. La probabilidad de perder el grupo al que pertenece, puede lograr que se esfuerce por mantenerlos, ya que complacer a sus padres al parecer no es de su interés.
   - Si lo voy hacer.
   Lo dice con desgano, como para salir del paso. Entra la madre y ella la sigue, la madre ocupa una butaca y ella se lanza sobre su regazo, en una actitud infantil para la edad que tiene, mientras le dice que la quiere mucho llorando y que se va a esforzar para pasar las pruebas. Le pido que me deje a solas con madre, quien sonríe.
   - Conteste mi pregunta ¿ella es así en casa expresiva y cariñosa?
   - Mi niña es buena, yo soy quien a veces pierdo la paciencia y le pego, porque ella no hace caso a consejos, ni ordenes, ni nada, pero si, es así para conseguir lo que quiere.
   - ¿Tu niña? ¿dices que la agredes? ¿dices que se comporta mal, no te escucha y te sientes culpable por eso? ¿sabes que te manipula  y lo aceptas?
   - Si y después me arrepiento, con dolor de mi corazón, a veces le pego con furia.
   - ¿Y no te has dado cuenta de que ya no es una niña? es una adolescente, con todas las características de quien en poco tiempo será una adulta? ¿no has pensado si busca enfurecerte, porque solo así tiene tu atención? ¿no te parece que es mejor conversar con ella, ser su amiga, ganar su confianza? esto sin perder la autoridad que como madre tienes sobre tu hija. La agresividad no es recomendable, esto la convierte en víctima, se invierten los papeles y luego quien es culpable de la situación es el padre agresor de su pobre hija.
   - Mi esposo y yo la queremos mucho, yo hablo con ella, pero no coopera, ella no se da a querer, no corresponde con obediencia, estudiar es lo que le exigimos como padres, pero siento que él no ayuda, yo le impongo los castigos y ella lo convence para que se los quite, y es como usted dice, no hemos conseguido que cambie su comportamiento.
  - Muy bien, por hoy es suficiente, vamos a trabajar su caso. Necesito que la familia completa venga a la terapia, debemos trabajar para que todos hagan lo que les corresponde dentro de grupo familiar. Es muy importante establecer reglas claras, que todos deben cumplir para mejorar la comunicación. Usted y su esposo deben estar de acuerdo cuando toman decisiones respecto a las hijas. Les debe quedar claro, que si buscan que mejore las calificaciones escolares, han tomado la decisión de traerla a la terapia muy tarde, mi conversación con ella me ha dejado claro, que eso no le interesa por el momento y existe una alta probabilidad de que no logre mejorar. Por el momento, solo le he advertido sobre la necesidad de esforzarse. En estos días de pruebas escolares, asegúrese de que estudie, no presione con castigos, agresividad física o verbal, es un arma de doble filo, si es preciso acompáñela mientras estudia  tratando de ayudarla.

    OBSERVACIONES PRELIMINARES.

   Estas situaciones de adolescentes con bajo rendimiento son muy frecuente. Los padres realmente pasan angustiados la mayor parte del tiempo en estos períodos de estudios, no hay que olvidar que lo que más desean es que sus hijos sean sobresalientes, la inversión en estudios para procurar un futuro mejor para sus hijos, a veces se diluye en la etapa adolescente, cuando son sorprendidos por los cambios manifestados por estos en todos los órdenes. Esta joven no es la excepción, se muestra prepotente y con mucho poder para no responder preguntas, no mira a la cara cuando se le interroga, mantiene la mirada baja, da la sensación de intimidar, trata de preocupar a los adultos a su alrededor, con la aparente intención de retener la atención en dirección a ella. La actitud de llorar, es una estrategia conveniente en jóvenes manipuladores, no agreden verbalmente, pero consiguen provocar que el regaño se minimice ante la pobre víctima que representa con el llanto. 
   Notamos que inmediatamente comienza a llorar la madre enternece la mirada y casi parece pedirle excusa por estar emitiendo quejas a la terapeuta. No cabe duda, esta joven está empoderada, la madre se muestra derrotada por la actitud de irresponsabilidad escolar de la hija y papá se derrite de amor por ella, al punto de desautorizar a la madre cuando intenta imponer castigos. A estos padres hay que reorientarlos en el modo de interactuar con la hija, pues se nota claro que le han cedido todo el poder, la cargan sobre sus hombros y ahora la carga es muy pesada y no saben como bajarla. 
   El sistema de jerarquía en esta familia no existe, y el poder de los padres con relación a las hijas no funciona, pues la menor estudia sin que los padres tengan que presionarla, solo reciben sus notas con beneplácito, cosa que les estimula para establecer comparaciones entre las hijas y que aprovecha la menor para sentirse favorecida con la opinión de los padres, disfrutando su admiración, por encima de su hermana mayor "... no le da vergüenza que su hermana...", es algo que la hermana menor puede disfrutar y sentirse reforzada para tener supremacía sobre la mayor, logrando ventajas con una atención favorable. La madre hasta parece tenerle miedo a la hija mayor "... no me mires así que tu sabes que es verdad lo que digo", expresa mientras parece esforzarse para sostener la dura mirada que le manifiesta la hija casi a modo de un reproche velado.

     ENTREVISTA No. 2, EL GRUPO FAMILIAR.

     El padre, la madre, la hermana menor y la paciente identificada entran a la sala de sesión. Luego de la presentación, observo al grupo que toma los asientos de su preferencia. El señor ocupa asiento al lado de la esposa pero dando el frente a ella que le queda de perfil, en posición de ángulo recto, donde el vértice está vacío, las jóvenes ocupan el otro lado de la sala una al lado de la otra, mientras la menor está atenta, la paciente identificada asegura su teléfono fijando la vista en el mismo, mientras sus dedos se mueven con rapidez cuando utiliza el teclado. Entonces inicio.
    - ¿Cómo estuvo todo en la semana?
   Es la madre quien contesta.
    - Nada bien, no logró superar las pruebas.
  Es increíble como la paciente ni siquiera parece escuchar lo dicho por la madre. El padre, permanece inmune, no articula palabra alguna y la hermana menor atenta, está observando la escena, parece que estuviera mirando un programa de televisión muy concentrada. 
    - ¿Qué le parece a papá el resultado en las pruebas de su hija mayor?
    Suelto la pregunta, y la madre lo mira sonriendo, la paciente aparta la vista del teléfono y lo mira mientras la menor, ahora deja escapar una media sonrisa que me pareció mostrar cierta picardía o burla.
    - Bueno, yo no se porqué ella es así, mire a su hermana, no hay ni que mandarla a estudiar, y nunca ha repetido un curso. Y no es por falta de apoyo, siempre le facilitamos todo, ahora hasta un profesor le pagamos en la casa.  
    Detengo la explicación del padre, su comparación estableciendo la diferencia entra sus hijas, además de inapropiada, es igual que la que ya antes manifestó la madre, ellos no saben las causas de porqué la hija es renuente a estudiar. Muestran a la paciente todo el poder que tiene sobre ellos y parece que no tienen fuerzas para imponerle autoridad. La forma en que la hija los mira, da la impresión de que sugestiona a los padres. Ordeno a la hijas salir de la consulta para establecer un dialogo a solas con los padres.
    - Ustedes son una pareja con una larga convivencia, me gustaría saber como es su relación de pareja.
     El esposo le toma la mano y ella sonríe.
     - Nuestra relación no puede ser mejor, amor es lo que mis hijas ven a su alrededor, así que mi hija no puede ser como es por culpa nuestra, nunca peleamos y no discutimos, hablamos cuando es necesario.
     - Es muy bonito lo que dice, ahora díga como se llevan con las hijas.
    - Yo siempre me llevo bien con mis hijas, aunque no permanezco tanto tiempo en la casa, pues trabajo todo el día, cuando llego soy muy atento con ellas.
     - Sin embargo su esposa dice que ayuda poco con la mayor, cuando ella trata de corregir con algún castigo, usted la desautoriza librándola del mismo.
     - Es que me apena, a veces ella quiere participar de algo y por los castigos no puede.
    - ¿Y usted cree que eso es quererla mucho, cuando ella no se ha comportado correctamente en la casa, no estudia y mientras repite en la escuela?
    - Doctora, esa niña es su adoración, pero yo le digo que si continua así, no vamos a sacar nada de ella. Responde la esposa.
   - Señor, es bueno el amor que tiene a sus hijas, pero también es bueno que asuma su responsabilidad de ayudar a mamá en la crianza y educación, un padre además de proporcionar todo lo necesario a sus hijos, tiene que mostrar autoridad, su hija mayor está sobre sus hombros y usted no se está dando cuenta, de que ella no obedece y logra lo que quiere, usted está siendo permisivo.
    - Oh! no, yo también la corrijo cuando no estudia.
    - Pero, doctora desde que ella se le tira en las piernas llorando, pide perdón y a seguidas, exige que le compren, no le niega nada!... va llorando con él cuando la castigo, diciéndo que no va a salir con amigas, le quito el celular y el se lo devuelve, la premia sin merecerlo...
    - Es necesario que ustedes se pongan de acuerdo en como van a educar a sus hijas, sobre todo la mayor, ella no puede estar escuchando dos mandatos opuestos, ambos se pondrán de acuerdo a la hora de corregir, respetando la autoridad que deben mostrar. El hecho de que usted no está en casa cuando se presenta el problema, es suficiente para que no escuche sus ruegos de perdón ante el castigo, debe cuidarse de tomar medidas que desautorizan a su esposa que como madre es capaz de corregir a la hija cuando ella entienda que debe hacerlo. La respuesta correcta para su hija es mandarla a pedir disculpas a su madre si quiere su ayuda interviniendo con el castigo que la madre haya decidido para ella. Si ustedes trabajan en conjunto para lograr obediencia, ella no tiene a quien recurrir y no le queda más remedio que obedecer. Hasta el momento ella manipula muy bien a papá, siente su apoyo y no respeta a ninguno de los dos. Papá debe dejar de creer en las lágrimas de cocodrilo que su hija muestra como una excelente actriz. Si ella era una buena estudiante y ahora no lo es, es lógico que no tiene problema de aprendizaje, y las razones del cambio tenemos que buscarlas en otra parte. Mientras tanto, se le puede exigir que estudie, no como un castigo, sino haciéndole  entender que eso solo a ella conviene, que es bueno para ella cumplir con sus responsabilidades, se le ordena corresponder con lo que ustedes hacen por ella, porque es bueno para ella.
    - La entiendo doctora, creo que yo no estaba haciendo lo correcto, pero ahora en su presencia le prometo a mi esposa, que de ahora en adelante lo haré diferente y como usted dice de acuerdo con ella.
    Dice esto mientras toma las manos de la pareja, al tiempo que la abraza mientras ambos sonríen. Parecen una pareja funcional, y es probable que de no haber asistido a la terapia, en corto tiempo con la forma en que manejan a la hija mayor, problemas no les van a faltar como pareja, por los desacuerdos para corregir las actitudes negativas de la hija mayor en relación al rendimiento escolar.
    - Quiero que entiendan que según las evaluaciones que trae su hija y el tiempo que le falta para las pruebas finales, no hay probabilidad de superarlas pero, en lo adelante han de tener más control sobre ella. Por otra parte, como padres deben saber que las comparaciones entre los hijos no son buenas, cuando tratan de minimizar a uno sobre otro, esto provoca que el afectado reaccione sintiendo que no es tan bueno como su hermano y lejos de tratar de superarlo, decida confirmar que realmente no es tan buena como su hermana. Tampoco han de incentivar competencias en base a su rendimiento, aparte de que el conocimiento no es mismo, cada persona es distinta sin que tenga que ser peor o mejor que otra.
    - Si doctora, creo que hacemos eso todo el tiempo. Cada vez que falla en algo, se le pregunta ¿porqué no eres como tu hermanita?
    - En adelante, sería muy bueno para su hija mayor que refuercen también las cosas buenas que hace, es una forma de hacerla sentir bien, lo que su vez le permitirá apreciarse a sí misma, y aumentar sus esfuerzos para seguir ganando refuerzos en esa dirección. Esta es una forma de que ella y ustedes también consigan eliminar su atención de las cosas negativas.

     ENTREVISTA No. 3, LA PACIENTE.

     La paciente se recibe sola, es necesario establecer una conversación con ella para ver si logramos escuchar su "campana". Generalmente los adolescentes se quejan de que no se les escucha, y que cuando logran que se les escuche, nadie los entiende.
    Entra a la consulta y la sorprendida soy yo, la joven luce un extravagante peinado con el pelo ensortijado y alborotado con un un tinte amarillo, que resulta chocante en contraste con su color de piel oscura. Pretendo ignorar su aspecto y le pregunto como ha estado haciendo en las tres semanas de pausa para la consulta.
     - Hola ¿como va todo?
    - Más o menos.
    - ¿Donde ha sido más y donde menos?
    - Más castigos.
    - ¿Dónde menos?
    Tuve que repetir la pregunta, me dio la impresión de que quiso pasarla por alto. 
    - Es que no pasé algunas de las materias.
     Lo dice sin tapujos, no mira de frente, repitió materias básicas y las de idiomas.
    - Lo siento mucho, espero que hayas intentado y te hayas esforzado, de hecho creo en ti y tus promesas a tus padres, puedes decir ¿qué te pasó para obtener ese resultado tan negativo a pesar de prometer no solo a tus padres, sino a ti misma que lo intentaría?
    - Lo de siempre, se me olvida.  Pero yo estudié.
    - Se que era difícil de lograr liberar, si no cambias el método de estudiar, nadie puede aprender en tres semanas, lo que debió hacer en todo el año escolar. ¿No tienes oportunidad?
    - Si, las pruebas completivas.
    - Entonces, podrías intentarlo de nuevo. Si el deseo es más grande que los obstáculos es probable que lo consigas, pero a tu deseo tienes que imprimirle el esfuerzo.
    - Yo me esfuerzo, pero es que se me olvidan.
    Esta joven ya está predispuesta a la aceptación de que todo se le olvida el día de la prueba. Y a mi como terapeuta me parece que talvés no solo se le olvida, sino que se siente cómoda con la situación. Entonces intento llevarla a otro plano, sabiendo lo manipuladores que son algunos jóvenes, se también que no importa su comportamiento, tienen sueños, cosas que anhelan, planes para el futuro.
    - De todos modos necesitas aprender algunas técnicas para estudiar que impidan que olvides lo estudiado. Vamos a facilitarte textos de ayuda para que en lo adelante te evites el trago amargo de olvidar cuando necesitas recordar. Me gustaría saber que planes tienes para el futuro, que quieres ser y estudiar en la universidad cuando termines la secundaria.
    - No quiero ir a la universidad.
    - !Ah! ¿no? Me sorprendió la respuesta, dicha así, sin tapujos. 
    - No, yo quiero ser azafata de avión de pasajeros.
    - Muy bien, esa es una profesión muy bonita ¿y crees que eso no requiere de estudios?
    - Si, pero no en la universidad.
    - Pues no importa que no sea en la universidad, necesitarás estar preparada con el conocimiento que requiere un oficio como ese, por ejemplo, conocer la cultura, los idiomas básicos y como sabemos te ha ido muy mal en esas materias.
   - Si, pero me voy a poner en eso (expresión joven,  dice que va a estudiar)
  - Deberías, si eso es lo que realmente quieres. Pues ser aeromoza requiere de talento y mucha capacidad y dominio de idiomas, que yo sepa por lo menos  se necesita ser un bachiller sobresaliente para entrar a esa escuela. Vamos a tomarte la palabra y esperemos que hagas un compromiso contigo misma para tu beneficio y orgullo de tus padres y tu hermana.
    Lanzo la propuesta, metiendo a la hermana en el grupo con la intensión de saber como se llevan y que siente hacia ella, por el hecho de los padres todo el tiempo la toman como parámetro de comparación donde la paciente siempre pierde.
   - ¿Mi hermana? pero esa lo que hace es gozar cuando mami me regaña, ella hasta coopera para que me castiguen.
   - Y a ti parece gustarte que ella disfrute con eso.
   - Claro que no! ella desorganiza y a mi me culpan.
   - ¿También ella es responsable de tus malas calificaciones?
   - Eso no, pero se ríe cuando me va mal.
   - ¿Vas a continuar permitiendo que ella tenga que aparecer superior a ti en los estudios, cuando tú eres quien debe ser ejemplo para ella?
    - No, voy a ser azafata, voy a estudiar para eso.
   - Yo creo en ti, y se que si te lo propones lo lograrás, pero eso como todo en la vida requiere esfuerzos y dedicación, no existe magia para conseguir lo que queremos, hay que ir a trabajar y ganarlo. Yo he notado que cuando hablamos de tu hermana, muestras cierto resentimiento hacia ella, ¿qué es lo que más te molesta de ella?
     - Es que esa muchacha desde que nació es mi tormento.
     - ¿Ah si? ¿puedes explicarme eso?
    - Ella se adueña de todo, yo tengo que dejarle el cuarto, si intento estudiar, no me deja siempre molestando, desorganizando y entonces mami me culpa a mi.
     - ¿También se adueño de tus padres?
     - Pues mire que si, ellos ven por los ojos de ella, en todo es la mejor, mientras yo soy un problema.
     - ¿Y no es así?
     - No, yo también hago cosas buenas. Yo soy quien friega los platos y a veces hasta hago la cena cuando mami se va a tardar y ella no ayuda y cuando mami llega, ella solo dice que está haciendo su tarea y mami porque no me está yendo bien en la escuela no ve nada más.
     - Debe ser que para ella es más importante que estudie y te vaya mejor en la escuela, sabes que por eso estas aquí en terapia. Creo que debes convencerla de que también eres buena estudiando ¿no lo crees?
     - Bueno si,  ya le dije me voy a poner en eso.
     - Estoy de acuerdo contigo, debes ponerte en eso, asume tu responsabilidad de estudiar.
      
     Me escucha con mucha atención, parece creer que es fácil soñar y esperar magia sin sacrificio, es característica del adolescente, ellos quieren aquí y ahora sin inversión ni genuino interés. Continúa en competencia con la hermana, donde ella quiere verla disminuir pero no lo consigue, el terapeuta da importancia a sus expresiones cuando hace referencia contraria a su hermana menor a quien ve como un problema desde que nació, y desvío el comentario en dirección a ella, tiene que entender que su problema de rendimiento nada tiene que ver con lo que hace o no hace su hermana. Entra la madre a la consulta y toma la conversación en torno a la conducta medalaganaria de la hija.

      ENTREVISTA No. 3, MADRE E HIJA. REGULARIZACION DEL PODER.


     - Hola doctora ¿ya vio ese espectáculo en la cabeza de mi hija?
     - Pues la verdad es que si noté que su cabello está diferente, pero no viene aquí para que yo evalue lo que pasa con su cabello, creo que es asunto entre usted y ella.
    Las circunstancias no pudieron ser mejores. El tema del tintado en el cabello de su hija parece haberla sacado de sus casillas y muestra la incomodidad como si estuviera pidiendo ayuda para desautorizar el hecho, pero el terapeuta le devuelve la papa caliente, para obligarla a tomar el poder de autoridad que tiene como madre sobre la hija.
    - Pero doctora! eso no es propio para una joven de su edad, me pidió dinero para ir al salón (peluquera) como siempre y se aparece así, diciendo que fue la peluquera quien le pintó el pelo, dizque probando.
     Entonces me dirijo a la joven y le pregunto.
   - ¿Es cierto que permitiste que probaran tintes con tu cabello?
   - Ella me dijo que era un poquito y me puso mucho color.
   - Esa es una mentirosa doctora, yo se que ella fue quien lo pidió.
   - Muy bien, si ella lo hizo sin tu permiso y a tu madre no le gusta, porque entiende que no tienes edad para decidir esas cosas ¿Qué creen que deben hacer ahora?
    Tanto la madre como la hija me miran con cara de sorpresa, y luego se miran una a la otra y yo aprovecho la situación que no hubiera resultado mejor, para ver hasta donde llega el poder de la hija y el desapoderamiento de la madre. Espero con la paciencia de quien tiene la salten por el mango. Y es la madre quien decide hablar.
   - Bueno, yo no le dí permiso para eso.
   - Entonces ¿qué decides al respecto?
   Con mi pregunta, insisto en que debe tomar decisiones sobre la conducta de la hija, la hija guarda silencio, mientras mira fijamente a la madre, casi me atrevo a decir que como otras veces la sugestiona, no muestra timidez.
   - Por mi la mandaría a quitarse ese tinte del pelo aunque me cueste!
  - ¿Nesecitas la opinión de alguien más para corregir a tu hija si entiendes que no ha hecho lo correcto?
   - Pues no, su papá la vio y practicamente me culpa o la apoya diciendo que esas son cosas de mujeres que no se mete.
   - Muy bien, si papá ya te autorizó y la joven dice que ella no autorizó que prueben con ella, la peluquera, deberá corregir el hecho y no puede cobrar más dinero, al contrario ella debe resarcir el daño.
    A pesar de la autorización indirecta del terapeuta, la madre se muestra dubitativa, mira a la hija que continua sosteniendo la mirada fija y aparentemente dura. Entonces yo decido pasar y soltar el mango del sartén en manos de la madre.
   - Vuelva con ella a la peluquería y ordene que se reponga el color de pelo de su hija, porque ella no debe hacer eso con una menor de edad sin autorización de usted.
   Entonces interviene la paciente que hasta el momento, solo miraba a su madre.
   - La peluquera me dijo que eso crece rápido y entonces me recortaré las puntas del cabello.
   Pero que poderosa se siente aun, la joven intenta imponer su criterio acomodando la solución a su voluntad. Entonces aprovecho para desempoderarla.
   - ¿Y desde cuándo un menor decide lo que su madre debe hacer cuando se presenta una corrección a los hijos y a alguien que actuó de manera incorrecta sin su anuencia para perjudicar a su hija?
   - Es que yo fui quien le dije que me pusiera un tinte.
   - ¿Usted ve doctora? quiere hacer lo quiere por encima de uno!
   - ¿Y qué te llevó hacer eso sin permiso de tus padres?
   Ahora la paciente por primera vez baja la mirada y las lágrimas ruedan por sus mejillas. Es la forma de manipulación más frecuente y efectiva de los adolescentes, quiere ser la víctima de todos modos, siendo como es menor de edad, es su recurso más valioso. Entonces aplicamos terapia de regulación del sistema de jerarquía, que al parecer los padres dejaron escapar permitiendo a la joven actuaciones individuales, sin la debida consulta previa.
    - Doctora, lo que pasa es que ella cree que por ser más alta que yo, debo convertirme en la hija y ella hacer lo que quiere, por encima de mi.
    - Estoy segura que no es eso, lo que pasa es que se acostumbró hacer cosas que al final usted y papá toleran, entonces ella entiende que es correcto lo que hace, pero no lo es.
   Entonces la joven como por arte de magia, para de llorar y hace otra propuesta para justificar su conducta.
     - Pero yo no le hago daño a nadie con mi color de pelo.
    - Eso que dices pudiera ser cierto si tu fueras adulta, pero resulta que eres menor de edad, tus padres deben darte permiso y orientación en todo lo que haces, si así lo hubieras hecho, no tendrías este problema. Debes entender que tu madre es quien sabe que es conveniente para ti ahora. Por tanto, todo paso que quieras dar, debes consultarlo con tus padres. Voy a pedirte que te pongas de pie y mires a la cara a tu madre ahora.
    Mientras la madre permanece sentada ella se pone de pie, y mira a la madre inclinando su cabeza hacia abajo. Entonces el terapeuta entra en la escena.
    - Vaya, pero que grande eres, mira como tienes que ver hacia abajo a mamá.
   Sonríe igual que la madre y responde.
    - Oh! pero es porque mami está sentada!
    - Ah! ya me había dado cuenta, ¿cuántos años tiene mamá?
    Coloca su dedo índice en boca y pregunta a la madre.
    - ¿Cuántos son? 
    - Pero no me digas que no sabes cuantos años tengo!
    Entonces intervengo.
    - Con razón, ella cree que es igual a usted mamá, sólo se acostumbró a cumplir años ella y olvidó que también sus padres cumplen años. Y me parece que esperaba alcanzarlos algún día. Ella a medida que cumple años ha logrado mirarte de frente pues su cuerpo creció hasta alcanzar a mamá. Ahora me gustaría que usted se ponga de pie y su hija se siente. Ahora en esta posición, traten de mirarse a los ojos.
    Ahora ríen madre e hija. La paciente debe inclinar su cabeza hacia atrás, para mirar hacia arriba.
   - ¿Qué te parece ahora? ¿Has entendido que nunca serás mayor que tu madre? ¿que ella es quien ordena, cuida, orienta y dispone en la vida de sus hijos cuando aún son menores y tú todavía lo eres?
   Lo piensa un poco, continúa riendo pues la situación es cómica para ella, con su estatura actual es un poco más alta que la madre, quien es realmente muy baja con relación a ella.
     - Si doctora.
    - Ahora que has entendido que las personas merecen respeto, no solo por lo que representan, sino también por su edad, una persona pequeña, merece todo respeto, igual que una grande, igual que tú y tu hermana con la poca edad que aún tienen. Pero existe lo que se llama jerarquía por edad y poder, es lo que tienen tus padres sobre ustedes, por ser sus mayores.
     Este tipo de terapia, no es para ser utilizada con adolescentes, es para niños, pero tenemos un caso de una adolescente que quiere ser adulta, pero al mismo tiempo se comporta como una infante cuando demanda de los padres lo que quiere. La paradoja, estrategia que acabamos de utilizar, es excelente en estos casos, considerando que la estructura familiar no es estática, evoluciona con el desarrollo o ciclo vital de sus miembros, y la cultura externa e interna de interacción del grupo puede provocar parálisis en cualquiera de las dos direcciones, una hija que se niega a crecer y unos padres estáticos en considerarla por tanto tiempo como su niña. Junto a la paradoja, la repetición, para enfatizar e implementar en la joven un cambio en la línea de pensamiento, en el cual ha de internalizar que ella no tiene poder sobre los padres.
     - Yo se que sí entendiste, estás en una etapa donde es muy difícil crecer y a veces duele crecer, pero es bueno que sepas que tienes tiempo para ello, y llegará el día en que no querrás cumplir años para no envejecer. Pero no olvides nunca que mamá siempre será mayor que tú, eso nunca cambiará, solo será diferente cuando seas mayor de edad, trabajes y hagas tu propia vida, Ahora dependes de tus padres, ellos trabajan para ti y tu hermana, ellos mantienen la familia y proveen los gastos del hogar. Usted solo tiene que estudiar y hacer las tareas que tanto tú como tu hermana tiene asignadas en el hogar. Por hoy terminamos la terapia. Vamos a extender la cita ahora un mes, durante ese tiempo, es bueno para ti que estudies para liberar y avanzar al siguiente nivel. Este avance te acercará más a tus deseos de ser azafata y además de tu familia, tus amigas, algo que yo se que aprecias mucho, por la opinión que pueden tener de ti, se sentirán bien de que no te quedarás atrás.

      ENTREVISTA No. 4, PADRES E HIJA MAYOR.

     El padre, la madre y la hija llegan a la terapia, luego de solicitar adelanto de la cita, anticipando por teléfono que la mayor no se comportado muy bien, la madre quiere dialogar primero conmigo, necesita explicarme algunas inquietudes que tiene con relación a su hija mayor.
     - Muy bien podemos hablar de lo que le está inquietando, al punto de tener que adelantar la cita.
    - Realmente me está preocupando la conducta de mi hija, ahora descubrí que además de no estudiar, es mentirosa, mañosa y no respeta lo que yo dispongo.
     - Ya sabemos que no estudia, pero debemos esperar el final del curso para ver si ha cambiado, recuerde que de 5 materias, después de la terapia logró liberar 4, cuando ya no había esperanza de pasar ninguna.
     - Si doctora, pero recuerde que tiene 4 atrasadas del curso anterior, mas las que debe ahora.
     - No se angustie, que ella prometió esforzarse y logró más de lo esperado, confíe en ella, dele el voto de confianza, refuerce lo conseguido hasta ahora.
     - Si, pero resulta que ahora tomó un dinero de la cartera del papá y se fue a comprar zapatillas y medias, sin autorización. Cuando su padre me preguntó que si yo había tomado ese dinero de él, me sorprendió porque yo no lo hago sin decirle y no cree que ella lo hizo. Cuando la interrogué mintió, diciendo que la amiga le prestó el dinero con el que ella compró.
     - Muy bien, diga a su esposo que entre a la terapia ahora y hablaremos de este asunto con él también.
    Ya habíamos previsto que los problemas entre la pareja podían manifestarse en cualquier momento, por causa de la conducta de la hija y las diferencias para corregirla que existe entre el padre y la madre a la hora de castigar.
      - Su esposa ya me contó, acerca de la conducta de su hija mayor. Ella se preocupa por el hecho de que usted no acepta como reales las faltas que su hija manifiesta de la conducta inadecuada que está teniendo, llegando a sentir que la duda cae sobre ella, ante la defensa que usted hace de la joven.
    - Ay! doctora, yo jamás dudaría de mi esposa, ella sabe como la quiero, con relación a la desaparición del dinero, yo creo que talvés me equivoqué y no tenía ese dinero.
     - Pero entonces como explicamos, la compra de las zapatillas, y algunas cosas con las que se aparece en la casa, como adornos y pulseras nuevas diciendo que su amiga se las presta?
      - Pero mi amor, las jóvenes hacen eso!
      - Si, yo se eso, pero resulta que no sabemos si era cierto, hasta descubrir que el dinero faltante de tu cartera era la cantidad que notaste. Puede ser que lo tomara de a poco y como no se notaba, aumentó hasta lo que tenemos hoy.
    Intervengo, antes de que los razonamientos de la madre, dejen desarticulado al padre.
      - Tratar de saber si su hija miente es muy fácil, solo hay que enfrentarla con la amiga, pero antes de eso, permitan que hable con ella a solas. Por ahora les sugiero que no deben entrar en desacuerdos por culpa de las conductas inadecuadas de su hija mayor,  ustedes tienen que apoyarse mutuamente en las correcciones no para castigar, sino para orientar, ella está llamando fuertemente su atención, hay que descubrir que es lo que le está pasando y no hay que olvidar las influencias que puede tener desde o hacia esa supuesta amiga que le presta sus cosas.
    - Es lo que yo pienso, no me gustan mucho esas compañeras que les gusta ir a la casa cuando nosotros los padres no estamos.
     Luego de la expresión de la madre, el esposo abraza a la madre y dan paso a la hija mayor.
     - Hola, como estas, las cosas parece que no han estado muy bien que tus padres debieron adelantar la terapia.
     Como siempre hace, baja la vista y guarda silencio. Parece que hiciera un ejercicio para llorar, pues las aletas de su nariz se abren y cierran, y sus ojos parecen evitar pestañar. Ya conozco de esto y le demando mirarme a los ojos antes de que logre que las lágrimas asomen.
     - Por favor, me gusta que me miren a los ojos cuando hablo, así que detente con el llanto que tu sabes que conmigo no es efectivo.
   Me mira con cara de pocos amigos, su mirada me recuerda la forma que tiene de mirar a su madre.  
    La ignoro y continúo.
   - Ya tu madre me explico lo que hiciste, tomaste dinero y dispusiste de el, sin autorización de tus padres ¿qué tienes que decir?
   - Nada.
   - ¿Cómo que nada?
   - Es que mami de todo hace un dilema.
   - Entonces, para ti el problema lo provocó tu madre, ella que fue sorprendida por su hija tomando dinero que no es de ella, y gastarlo para luego mentir diciendo que no lo hizo ¿sabías que lo que hiciste se llama robar?
     - Pero ese dinero era de mi papá.
    El hecho de sentir que lo de su padre es de ella, no quiere decir que realmente desde su perspectiva piense que roba, sino que tiene derecho a lo que es de su padre como si igual fuera de ella.
     - Muy bien, no era tuyo, se lo robaste a él, mientes diciendo que te lo prestó una amiga, vuelves a mentir cuando dices que las zapatillas también te la prestó tu amiga y por último permites que tu padre piense que fue tu madre quien tomó el dinero ¿sabes que eres además de ladrona?
     Sus ojos están muy abiertos, me mira y parece asustada, y yo continuo.
     - !Eres una abusadora!
     No dice nada, no reacciona y no espero que lo haga.
    - Tus padres trabajan muy duro para conseguir ese dinero, que cubre todos tus gastos, alimentación, educación y antojos y eres tan desconsiderada que no ves su cansancio cuando llegan a casa, mientras tú, ni siquiera estudias lo suficiente, eres desobediente, mentirosa y sin ningún cargo en la conciencia, le robas el dinero descaradamente.
     - Yaaaaaa! no vuelvo hacerlo!
     - No es a mi a quien debes decir eso, es a ellos a quienes lastimas ¿quieres que dejen de quererte?
     - Claro que no! yo los quiero!
     - ¿Esa es manera de querer a alguien? voy traer a tus padres ahora, necesitas decirles cuanto los quieres. Ellos tienen la tarea de enfrentarte con tu amiga, para que les demuestres a ellos que dijiste la verdad, frente a ella.
     - No! doctora, yo les digo la verdad, cuando estemos en casa.
     - !No señorita! lo vas hacer aquí y ahora. 
     - Si no lo haces, lo haré yo, escoge!
    Esta joven tiene un poder de manipulación, que si el terapeuta no está entrenado fácilmente se convierte en una más de sus víctimas. Entran los padres y toman asiento. Ahora yo continuo.
     - Por favor tomen asiento, que su hija necesita tener una conversación muy seria con los dos.
    Entonces la paciente se pone de pie y avanza hacia el padre con los ojos llenos de lágrimas, la detengo y le digo.
     - Alto, aquí quien dice cuando y a quien te diriges soy yo. Primero hablarás con mamá.
     Se deja caer en la silla nuevamente y dice.
     - Yo quiero hablar con mami  a solas.
     - Ya te dije, que yo dirijo la terapia y lo que tienes que decir lo dirás frente a los dos.
    El padre guarda silencio casi sonríe, la madre como siempre movida por la ternura innata propia de las madres, intenta avanzar y la detengo
     - Mamá, yo dirijo esto, por favor mantenga silencio y aguarde.
     - Vamos! que no tenemos todo el tiempo.
     El terapeuta presiona a la paciente.
    Se pone de pie nuevamente y frente a la madre mirándola fijamente con su acostumbrada mirada dura, parece que no le salen las palabras, traga en seco, ya no llora.
     - Vamos!
     El terapeuta continua presionando.
     - Mami, yo cogí el dinero, y compré las cosas, no le digan a mi amiga.
     Ahora vuelve la mirada al terapeuta como si pidiera permiso y yo consiento con un movimiento de cabeza en dirección al padre.
     - Papi
     - Ya escuché, eso estuvo mal ¿dónde tienes la cabeza? yo no te educo para hacer esas cosas ¿desde cuando robas nuestro dinero?
     No dice nada y baja la cabeza. Intervengo.
     - Ahora quiero que me dejes a solas con tus padres y vayas a la sala de televisión.
     Me dirijo a los padres con la misma dureza con que trabajé a la paciente.
     - Me gustaría que me digan cuando harán lo que la terapia les ha aconsejado. Si esa joven continúa con esas actitudes, es porque justamente ustedes se lo permiten, papá se mantiene periférico ignorando los problemas que ella provoca con su conducta, dejando sola a mamá, cuando es tarea de ambos estar atentos a los pasos de su hija, han dejado que ella se suba sobre sus hombros, ella entiende que puede hacer lo que quiere y cuando mamá intenta corregir, ella dice que no es más que un alboroto de mama, dígame papá ¿es así como quieren que ella los trate, creyendo que tiene derechos sin deberes? su hija cree que puede tomar con derecho el dinero de sus padres, es probable que todo el tiempo lo haya hecho sin que lo notaran, hasta que tomar cada vez más dinero, no se pudo ocultar, pero si ella miente con relación a eso es porque sabe que no está bien lo que hace.
     - No doctora, yo se bien lo que usted dice y tiene toda la razón, creo que debemos cambiar, bueno debo cambiar. Creo que si hay que frenar esto.
     El padre ahora con energía promete cambiar su conducta, mientras la madre, asiente y a medida que yo hablo lo mira como si dijera ¿te das cuenta?
     - Escuchen lo que les voy a decir, ese trato duro que hoy hemos tenido con ella, ha sido necesario, para que ustedes entiendan que deben imponer autoridad a su hija, para que vieran que si le muestran que ustedes mandan, ella obedece, no hay lágrimas que valgan frente a una mala actuación. Yo no me siento mal, por haberla tratado con dureza, si con eso consigo que recapacite y obedezca, vieron el gran esfuerzo que le costó confesar su culpa, pero si se fijaron bien, no fue capaz de pedir perdón. Está acostumbrada a la tolerancia, a que acepten sus actitudes, no a que le exijan, a no dar explicaciones de sus actos. Vamos a estar claros, la terapia no es efectiva si los clientes no acogen las orientaciones, no hay terapia de cambio si las personas no están dispuestas a cambiar, no es mágica. Si ustedes cambian, ella se verá precisada a cambiar.
     - Si doctora, prometo a mi esposa que voy hacer lo que me toca junto a ella. Me siento mal por eso, pero lo superaré, vamos a poner esa malcriada en cintura (la llamará a capítulo).
     - Vamos a terminar esta sesión que no estaba programada, pero antes traiga a su hija para para cerrar con ella por hoy.
     Entra con la cabeza baja y como si arrastrara los pies, más que sentarse se deja caer y más que avergonzada parece disgustada.
     - Entonces dígame como se siente con tus propios labios porque ya veo que no te presentas muy a gusto.
     No dice nada.
    - ¿Te gustó la terapia de hoy? ¿te pareció dura e injusta? o ¿estás consciente que mereces los regaños recibidos?
     - Si.
    - ¿Si qué?
    - Que no fue injusta y merezco lo que me dijo.
    - Entonces ¿debo entender que te gustó la terapia?
    - No tanto.
    - Dime una cosa ¿qué es lo que te pasa para hacer eso a tus padres? tu madre es buena y quiere que tu lo seas también, ella quiere que cambies para tu bien ¿tú que quieres?
    - Yo también quiero cambiar.
    - ¿Que te lo impide?
    - Lo que pasa es que yo no sirvo para nada, no soy importante.
    Lo suelta rápido, como si lo que acaba de decir hay que aceptarlo, porque es así.
    - No digas eso, si no fueras importante, tus padres no estuvieran aquí contigo, preocupados porque no saben lo que te está pasando, porque no entienden porque has cambiado tanto, cuando antes eras buena estudiante, obediente y respetuosa.
    - Eso es lo que dicen.
    -Dicen ¿quienes?
    - Todos!
    - Dime quién dice eso.
    - En la escuela, los profesores, mami.
    - ¿Y no crees que en vez de confirmar su opinión negativa, mejor es desmentirla haciendo todo lo posible para que se convenzan de lo contrario? está en tus manos cambiar eso. Mira ahora vamos a hacer un acuerdo entre tú y yo para hacer exactamente lo mejor que puedes y dejar equivocado al que así piensa. Claro, tienes que reconocer que lo hecho hasta ahora es la razón por la piensan así. Y no creerán en ti hasta que demuestres lo contrario ¿crees que puedes hacerlo?
   Levanta la mirada, y las lágrimas ruedan por sus mejillas. El terapeuta intente una coalisión con la paciente en contra de la opinión que tienen de ella y que ella misma acepta como válida con la expresión "...yo no sirvo para nada, no soy importante".
   - Si, voy a pasar esas materias.
   - También vas a aceptar y respetar las reprimendas que has ganado por lo grave de tu conducta, las sanciones que recibas, no las asumas como castigo, es una pausa para que demuestres que reconoces que estás equivocada, y tómalas en serio porque podrían ser más fuertes aún, pues tus padres pueden dejarte en casa para que cocines, laves, planches y limpie la casa, es posible que entiendan que realmente no te gusta estudiar, por tanto no hay que gastar dinero que se pierde intentando que tú hagas lo que no quieres o no te gusta. No tendrás visitas de amigas en ausencia de tus padres, no habrá profesores extras, porque yo se que eres tanto o más inteligente que todos tus compañeros de escuela, y vas a demostrar que es falso eso de que no sirves para nada. Yo se que eres valiosa y que dentro de esa joven rebelde que quieres ser, hay una muy buena escondida, déjala salir y serás feliz. Ahora vas a estudiar mucho y te comportarás mejor, vas a cambiar de imagen y no es de televisión.

     OBSERVACIONES

     Reímos a la misma vez, y la despido para dar a los padres las orientaciones. Esta joven se siente disminuida, poco apreciada y cuando esto sucede, es natural la reacción de sentir que no es importante. Algunos adolescentes tienden por rebeldía a confirmar la imagen negativa que se tiene de ellos, pues muchas veces tanto en casa como en la escuela, sobresalir es bueno aunque no sea positivo lo que provoca esa imagen, lo que importa es ser reconocido, por tanto ser la oveja negra o el dedo malo sigue siendo un título y para ellos eso es importante. 
    El problema para reaccionar así, es propio de este tipo de familia donde existe el factor de comparación representado por la hermana menor. La diferencia de edad entre ambas, dice que ella fue reemplazada cuando tenía bastante tiempo siendo la única en el amor de los padres. Cuando se producen cambios en el estadio familiar, como es el caso de esta pareja con un solo hijo y pasar a dos hijos, sin que reciban la orientación acerca del cambio, de como deben manejarse ahora en el nuevo estadio con dos hijos de características tan distante como la edad, tienden a cometer errores, en el trato y atención a cada criatura. Muchas veces se desplaza la atención hacia el recién llegado, sin darle participación al de mayor edad apartándolo, no porque no lo quieran sino que quieren evitar de alguna manera que el primero pueda dañar al segundo, precisamente por ser aún pequeño. Los padres no entienden de sentimientos en estos menores, y tienen internalizado la frase de que "los niños no piensan". 
    Luego del acuerdo paciente-terapeuta con una pausa para que se interne y se ocupe de sus responsabilidades de estudiar, se establece un ciclo de sesiones con los padres por separado, con el propósito de evaluar la cosmovisión familiar aprendida que ambos aportan al grupo familiar conformado por ellos al convertirse en cónyuge. El como una persona ve su mundo, es una posición individualista aunque lo haya aprendido en el grupo en el cual desarrollo su vida, por tanto la terapia no pretende en forma alguna cambiarla, sino que podríamos intervenir para promover los cambios favorables que ambos pueden lograr sin perder la esencia de sus costumbres, ellos deben entender que el tiempo de sus hijas no es el tiempo en el que ellos crecieron como adolescentes.

      ENTREVISTA No. 5. CON EL PADRE.

      - Hola ¿cómo va todo en casa?
      - Hola,  todo va mejorando y con mucho trabajo.
      - Si, ya se que usted trabaja mucho. En casa como van las cosas con la familia.
      - Vamos avanzando, por ejemplo yo ahora ayudo más a mi esposa en el negocio, trato de salir un poco más temprano del trabajo, para llegar y ayudar antes de cerrar, ella se va a casa y así está más tiempo con las muchachas.
      - Eso está muy bien, lo felicito creo que esa ayuda le estaba haciendo falta a su esposa. Usted tiene suerte de tener una mujer tan dedicada a su familia, que aún siendo profesional, decide quedarse en casa criando y ayudarlo con la empresa familiar.
       - Si señora, yo estoy consciente de eso, es una mujer preparada, buena madre y trabajadora.
       - También ha de haber visto, que sufre mucho por la hija mayor, que necesita su cooperación para reencaminarla nuevamente en los estudios.
      - Y lo estoy haciendo, como usted me dijo no debemos tenerla sobre los hombros. Quiero que sepa doctora que mi hija anda bajita (achicada) ya no anda con ñoñerías (niñadas) creo que tiene mucha vergüenza por lo que hizo, y está estudiando mucho, yo creo que logrará pasar el nivel escolar, y las deudas del anterior.
     - Si, ella lo prometió y solo tenemos que confiar y apoyarla.
     - Doctora, lo que no puedo evitar es sentir pena, a veces me mira con como si quisiera algo y no se atreve a pedirlo.
     - Esperamos que se conserve arriba y no se deje convencer,  ya se dejaron manipular de ella, usted tiene el poder y la muestra es el cuidado que ella tiene ahora, para dirigirse a ustedes, que entienda que sus padres la quieren, pero que hay límites representados en el respeto, la obediencia y el amor a sus padres.
     - Así es doctora, yo no vuelvo a perder ese poder sobre mis hijas yo se que tampoco debo perder el control.
     - Hablemos ahora de ustedes como pareja, ese cambio de actitud con sus hijas ¿les ha afectado?
     - La verdad como pareja no, pero conversamos acerca de eso, y damos gracias a la terapia, porque la verdad es que nos aterra pensar lo que iba ha salir de todo esto con nuestras hijas. La verdad es que yo le estaba dejando eso de criar a la madre, yo solo me ocupaba de trabajar.
     - Tengo planes de hablar con su esposa de sus tiempos de adolescentes, podríamos hacer lo mismo con usted hoy ¿cómo era la adolescencia en su época?
     Sonríe y su mirada se pierde en la ventana de la consulta, parece regresar al pasado.
    - Bueno yo soy el mayor de mis hermanos, y casi me convertía en papá de mis hermanos, no porque me lo permitieran sino que los cuidaba mucho. Si yo me encontraba a una hermana o hermano mio en la calle, tenían que explicarme donde y con quién andaban, nosotros no salíamos así como los muchachos de ahora, había control. Mi papá era así conmigo y si yo sabía que mis hermanos andaban sin permiso y yo los apoyaba, yo pagaba por eso, mi papá era muy fuerte.
     - Eso es muy diferente a como usted lleva a sus hijas en este tiempo.
     - Pues si, me dije a mi mismo que no iba a ser tan rígido con mis hijos, mis hermanos me odiaban por ser así. Parece que no quise que mis hijas me odien a mi.
    - Usted no será odiado por exigir a sus hijas que sean responsables y respetuosas, todo lo contrario.
    - Si ahora lo se, el otro día mi hermano le reclamó a mi esposa que ella no estaba cuidando a mi hija, porque la encontró en el centro comercial con unas amigas y al preguntarle por nosotros le dijo que no sabía. El se parece a mi padre.
    - Sepa usted que las personas aprenden el patrón educativo que recibieron de los padres, y lo repiten cuando son adultos con su familia, el hecho de que usted fuera diferente a su hermano, se debe a que usted fue reforzado negativamente con el disgusto de sus hermanos hacia usted, por aparecer controlador de ellos como su padre. Existen tres tipos de padres relacionado con la manera en que pretenden educar a los hijos. No hay que ser dictatorial pero tampoco permisivo, son los extremos y estos siempre crean inconvenientes. Pero sí un padre puede mostrar autoridad con los hijos y mostrar flexibilidad donde sea necesario y conveniente.
     - Si, por ejemplo cuando le exigimos a la mayor los cuadernos para verificar las tareas, ella se enfrenta diciendo que no es una niña, que si ella dice que las hizo hay que creerle, yo le digo que eso debió ganarlo con la confianza que ella perdió.
    - Eso correcto, ahora le pueden ofrecer nuevamente esa confianza, a fin de que muestre que realmente no es una niña pequeña.
     - Doctora, a veces uno no entiende porqué la menor no da ese tipo de problemas, es responsable, obediente y da la impresión de que tiene una edad mayor por el temple que exhibe a su poca edad.
    - Claro, no ha escuchado usted el refrán que dice: "cuando la barba de tu vecino está siendo afeitada, has de poner la tuya en remojo".
      Ríe y yo con él, este padre está orgulloso de su hija menor. 
     - Si esa muchachita sabe mucho, yo siempre lo he notado. Siempre que se anda regañando a la hermana, ella se escurre y no aparece hasta que todo ha pasado.
      - Seguro que aparece mostrando algo bueno de ella, como sus tareas, un logro nuevo, o un halago a papá o mamá.
      - Si señora, así mismo es. Son muy sabios los hijos.
      - Si, mientras ella logra el beneplácito de ustedes con buenas acciones, en el polo opuesto su hija mayor también logra su atención aunque sea con rebeldía. Ambas hijas solo buscan atención, la menor lo consiguió desde que nació y se convirtió en la novedad, la mayor porque se siente desplazada desde que llegó su hermana menor, comportarse como lo hace consigue que sus padres se preocupen por ella, dejando de lado a la otra.
     - Pero nosotros no tenemos preferencias, pero reconocemos que la menor se comporta mejor.
     - ¿No ha pensado que ellas no lo ven así?
     - Así como usted lo plantea si. Uno no se daba cuenta de eso.
     - No se culpe, es así en la mayoría de las familias, si no en todas.

       OBSERVACIONES

     El cambio logrado con el padre ha sido excelente. Este es un padre amoroso y si en algún momento se mostró permisivo, como el mismo acepta, es por causa de lo aprendido. Generalmente los padres tienden a desear para sus hijos lo que ellos no tuvieron, no solo en el área material sino también en los afectos. La experiencia con sus hermanos debido a la parentalización asumida por él, no solo era aceptada sino que se exigía a los hermanos mayores ser albacea de la conducta de sus hermanos menores. El terapeuta nunca ha de juzgar como desacertada alguna regla familiar transmitida por generaciones, ya que es de suma importancia estar claros en los factores socioculturales que dominan la conducta de las personas en su tiempo y en su lugar.
    
     ENTREVISTA No. 6,  CON LA MADRE.

     - Hola, cómo va todo.
     - Bueno doctora yo creo que tranquilo.
     - Entonces todo está bien.
     - Si, pero yo no lo estoy. Usted sabe, ya están pasando los examenes completivos y tengo miedo de que mi hija no logre pasar de curso.
     - Pero ¿porqué siente inseguridad, acaso no está estudiando?
     - Si, yo veo que ella estudia.
     - Debe dejar de dudar, de el crédito, confíe y ofrezca ayuda, participe, refuerce, recuerde que usted no solo castiga y regaña, muestre que está dispuesta apoyarla, que la quiere y desea que supere el reto que tiene.
    - Es verdad, pero yo quiero que venga con usted para que la estimule como en los examenes anteriores.
    - Debe estar tranquila, hablé con ella, y prometió que se esforzaría. Solo queda esperar que cumpla, no podemos estar todo el tiempo, repitiendo lo que ella sabe que tiene que hacer, deje que lo haga y muestre su alegría de verla trabajando para lograr lo que quiere.
    - Es verdad, lo que pasa es que le perdí la confianza y no creo en ella, ya solo vivo esperando lo peor.
    - ¿Es que le hace falta, discutir, regañar y castigar a tu hija? entiendo que hiciste de eso una rutina, el cambio de ella, debe provocar el cambio tuyo, ahora es tiempo de que ella sienta que es importante, que es valiosa y que su madre lo reconoce.
   - Si, y el papá después de que ella tomó el dinero, como que ha cambiado con ella.
   - ¿Qué cosas han cambiado?
   - Bueno ya no anda complaciendo tanto sus antojos.
   - Si mal no recuerdo, era parte de tu queja que él no cooperaba contigo precisamente por esa razón.
   - Si, también es cierto.
   - ¿Qué es lo que te molesta del cambio que están teniendo en la familia?
   - Pues yo ni se bien doctora, creo que miedo, de que no lo logre.
   - ¿Te sentías bien por el hecho de que cuando llegabas a casa, tenías en quien descargar tu estrés, y ahora todos están haciendo bien las cosas y te encuentras perdida cuando no hay a quien reclamar nada?
   - Ay dios mío! ¿doctora yo le estaba haciendo daño a mi hija?
   - De ninguna manera, eres una madre buena. Tu preocupación por ella es lo que los trajo a la terapia.
   - Yo sabía que estaba mal en los estudios, los profesores me lo decían, pero solo uno recomendó la ayuda psicológica, yo lo que hacía era regañarla, también intentaba ayudarla, pero no valía. Doctora yo me pregunto donde me equivoqué, en mis tiempos las cosas no eran así, a mi nunca hubo que regañarme para que estudie, yo no andaba así como ahora queriendo gobernarse antes de tiempo.
   - Tú lo has dicho, eran otros tiempos. Puedes decirme como era en ese tiempo?
  - Bueno, no hay mucha diferencia en cuanto a lo que tienen que hacer hoy los hijos, estudiar y ayudar en la casa. Lo que si era ley, no hacer nada fuera ni dentro de la casa sin el permiso de los mayores.
    - Tus padres estaban en casa, o era como son ustedes ahora que pasan todo el día trabajando y los hijos en casa permanecen solos.
    - Si, eso es diferente mi madre siempre estaba en casa, solo papa trabajaba y mis hermanos con él, pero aunque trabajo, siempre estoy en casa cuando ellas están ahí.
     - Estar en casa no solo es la presencia física, es participar de las cosas agradables, acompañarse, hablar, compartir, ofrecer, ayudar y dar amor. Pero estás en casa, para regañar, corregir, pelear y demandar de tus hijas ¿No te sientas y hablas con ellas, te interesas en lo que hacen fuera de estudiar y hacer las tareas que les asignas en el hogar? ¿Alguna vez has intentado ser amiga de tus hijas?
    - La verdad doctora que eso no lo he hecho, no porque no quiera, sino porque no sabía, en mi tiempo, uno solo obedecía, eso de tener confianza con los padres no era cosa que se podía.
    - Pues ya ves que estos son otros tiempos, y ahora hasta se hace necesario que los padres se conviertan en elementos de confianza de sus hijos, ellos mejor que nadie los pueden orientar si ellos tuvieran algún problema.
    - Si doctora, yo se eso, y ahora me siento cohibida para un acercamiento de ese tipo, siento como que la maltraté.
    - No señora, no debe sentir eso, usted hizo lo correcto, corregir cuando su hija no se comportaba como es debido. Escuche bien lo que le voy a decir, mostrarle autoridad a los hijos es correcto, exigirle si es posible cuando no cooperan voluntariamente, lo contrario de su esposo que era permisivo y periférico, cómodamente te dejaba a ti los regaños mientras él apoyaba, regalaba, permitía.
    - Bueno ya él cambió después de la terapia, no es tan complaciente y ella ni siquiera anda pidiendo que le compren cosas como antes.
    - Muy bien, es posible que ella haya aprendido que debe ganarse las cosas como premio a un buen comportamiento, ahora usted cambiará igual, los cambios a veces son duros e incómodos, pues las personas se acostumbran a la rutina. Por ejemplo si pelean y regañan todo el tiempo y el foco de esa conducta desaparece, entonces hay que asumir la nueva posición, invierta en una relación placentera con la familia, disfrute el cambio logrado para bien de su hija y su marido, premie con un día de compra con las jóvenes, que sientan que ganan refuerzos cuando hacen las cosas bien, hagan cosas nuevas en los momentos de ocio, pueden comprar juegos de mesa donde todos comparten y se divierten.
   - Eso que usted recomienda es bueno. Ya creo que después de este conversación me siento mejor.
   - Siéntase mejor, disfrute el cambio deseado. Ahora también puede tomar tiempo para usted misma, vaya al salón, compre un buen libro y mientras vigila que sus hijas estudien, haga ese tiempo bueno para usted. También necesita tener  su propio tiempo, por lo menos un día a la semana visite a sus amigas, si no tiene porque siempre se mantiene ocupada, únase a un grupo de estudios o cursos de distracción como la manualidades de artes o cocina para hacer cosas que le resulten agradables.
    - Yo creo que voy a ocuparme de mi, hace tiempo que ni un vestido nuevo me compro.
   - Correcto, también dedique tiempo a su hija menor, ella también necesita atención, así suelta un poco a la otra y ella logre respirar sola.
   - Es que la pequeña no es problema, es todo lo contrario y no hay que estar sobre ella corrigiendo.
   - Es claro que hiciste de las correcciones a tu hija mayor un pasatiempo y lo echas de menos.
   - Pues si, voy safarme de eso, hoy mismo nos vamos las tres a comprar y a comer piza.
   - Que bien, haga eso y disfrute.
   
    Despedimos la terapia. Los sentimientos que experimenta la madre son normales en estos casos, está sintiendo un desequilibrio en el patrón de la rutina en que se había convertido su vida diaria, ir al negocio a trabajar en la mañana, volver a casa y hacer la comida para la familia, regresar al trabajo nuevamente, volver a casa en la noche, y esperar el fin de año escolar para regañar a la hija mayor por los fracasos y establecer la comparación con la menor, a la cual no felicita por el éxito, esto solo constituye el bastón de apoyo para castigar a la mayor. Está claro que al mover los patrones conductuales de los miembros del sistema, cada uno de ellos se verá afectado por el cambio y la madre que culturalmente se siente con más responsabilidad en cuanto a las crianza de las hijas, ha de sentir mucho más la presión e inseguridad ante ese cambio.

       ENTREVISTA No. 7, A LA MADRE.
 
      Se presenta igual que siempre en cuanto a su aspecto personal, en el cual prima la sencillez, pelo recogido en un moño, el pelo sin señales de esmero o tratamientos, vestir extremadamente sencillo y su rostro sin maquillaje, pero muy pulcra y educada como siempre se ha mostrado en el curso de la terapia.
     - Hola ¿como se siente?
     - Muy bien, tengo buenas noticias!
     - Ah si! que bien, quiero saber de las buenas nuevas.
     - Mi hija logró pasar todas las materias, las de ahora y las atrasadas.
     - Si que son buenas noticias, no sabe como me alegra su felicidad.
     - Gracias, gracias a su trabajo con ella.
     - Y al gran deseo que ella tenía de cambiar.
     - En los estudios se logró, pero sigue malcriada, medalaganaria y exigente, no con el padre, solo conmigo.
    - Bueno, recuerde el plan de trabajo que se programó, primero era prioridad lograr mejorar el rendimiento escolar, tenemos el buen resultado. Ahora ya sabemos que la terapia continuará con mejorar las relaciones del grupo, en su caso con usted, el padre y la hermana.
     - Si de eso quiero hablar, porque esa niña no se lleva bien con nadie, ni con el padre. Con él ya no es como antes, será porque le cortó el agua y la luz (expresión local, quiere decir ya no la consiente ni apoya).
     - Bueno, eso es resultado del cambio hecho por él, es probable que ahora comience a entender que no es una niña y usted tiene que entender eso. Deje de tratarla así, entienda que ya es adolescente y va pasando a convertirse en adulta. No olvide que la terapia es abarcativa y cuando  tratamos el grupo familiar, las orientaciones afectan a todos. Los cambios que se han producido en el problema inicial para el cual ustedes solicitaron ayuda, se cumplido de manera satisfactoria. Hemos logrado el propósito que se buscaba y de paso usted me dice que ha hecho cambios con el padre y que solo con usted se muestra rebelde. Es lógico que usted debe cambiar el modo en que hasta ahora ha tratado a su hija mayor.
    - Pero ella es la que se muestra rebelde conmigo.
    - Muy bien, vamos a ver ¿qué cosa hace y en qué momento se torna rebelde con usted?
    - Bueno usted sabe que controlamos sus tareas, las visitas de amigas y amigos cuando no estamos en casa, si hace los quehaceres en la casa, y hasta sus cosas tuvimos que revisar y fue así descubrí que había tomado dinero de la cartera del papá.
    - Eso estuvo bien en su momento, pero si ya vio, que retomó los estudios con seriedad, liberó sus comprimisos en la escuela y ahora con su padre muestra madurez y respeto, son cosas para felicitarla, reforzarla, hágale saber su satisfacción por los logros alcanzados, eso contribuirá al cambio con usted misma.
    - Es verdad, yo voy hacer eso.
   - Ya le dije antes suéltela y de la oportunidad a ella de mostrar que puede conseguir que usted cambie con ella. Reconozca sus esfuerzos.
    - Doctora, a ella le toca venir a la terapia en la próxima sesión, quiero que aproveche para que la oriente, ahora con ese asunto de la rebeldía.
    - No señora, esa sesión de su terapia es para felicitarla, refozarla por lo bien que le fue en su escuela. La que se va a encargar de eliminar la rebeldía de la joven es usted, cambie con ella y ella lo hará con usted.
     - Pero ¿cómo lo haré?
     - Muy fácil, abra esa puerta que se llama confianza, sea su amiga, compañera.
     - A veces pienso que ella no me quiere.
     - ¿Y no se le ocurre pensar que ella pudiera sentir lo mismo con relación a usted? puede ser lógico por el hecho de que usted solo regaña y no ve las cosas buenas. Escuche bien, cuando reforzamos las conductas buenas, las desagradables disminuyen por falta de atención. Haga eso y es probable que en curso de la semana usted comience a ver buenos resultados.
    
      Esta madre, se muestra con una fijación hacia la hija mayor, pues hemos notado en el curso de la terapia y nuestras entrevistas, que ella no menciona para nada a la hija menor, tal parece que esta no existiera, por lo que trato de llevarla a poner su atención con la menor.

     - Dígame usted ahora acerca de su hija menor ¿No le parece que se olvida de ella, por las preocupaciones con la mayor?
      - Ay! doctora yo se que usted puede pensar que se me olvida, pero recuerde que ese angelito no nos da problemas, no tengo quejas, es estudiosa, obediente y nunca nos ha llegado una queja de ella, esa es un dechado de virtudes.
      - ¿Y le hace saber a ella que está usted encantada de lo bien que se comporta?
      - Todo el tiempo.
      - Es decir que esta niña siempre es reforzada ¿porqué no hace los mismo con la mayor?
     - Si lo hago, pero ella no se deja, a veces la llamo para cualquier tontería y me responde con odiosidad, por eso le digo que a veces pienso que no me quiere.
      - ¿Cómo es eso? cuénteme.
      - A veces le digo, ven acá y cuando se presenta me contesta con mala cara !qué fue ahora!
      - ¿Y no se ha dado cuenta que está acostumbrada a que la llame solo para reclamarle?
      - La verdad si, pero yo no quiero que sea así, yo soy su madre y siento que eso no es respeto. Si hubiera hecho eso a mi madre, la cara me la hubieran puesto del otro lado.
       - Usted lo ha dicho era así en su tiempo, estos son otros tiempos y se estimula el respeto, pero sin violencia, tal como lo han hecho hasta ahora, pero con la diferencia de imponer su autoridad con respeto, sin ser autoritario ni permisivo, esos son los extremos y estos nunca han sido buenos. Fíjese como usted dice que no se atrevía, talvés no solo a eso, quizás tampoco hacía algunas cosas importantes para usted a su edad.
      - Claro que si, a veces ni permiso para ir con amigas, decía que eso a verse con  los novios y yo ni tenía novio.
      - Hábleme como conoció a su marido, con tanta restriciones.
      Estalla en risas.
      - Fue en la universidad, ya usted se puede imaginar, amores escondidos.
      - Todos eran así en principio ¿como lo llevó a casa?
      - Como amigo mio y de mi tía, con ella nos apareciamos en casa.
      - Era de confianza tu tía para ti.
      - Si, parecía mi hermana porque era jovencita.
      - ¿Qué te cuesta ser para tu hija como esa tía que tuviste?
      - Yo creo que siendo la madre es difícil.
     - No lo creo, estoy segura que si te lo propones lo consigues, y así será. Espero que traiga ese cambio cuando venga con su hija en la próxima cita y en la cual es bueno contar con la presencia la menor.
      - Pero esa niña siempre está bien, no da ningún problema.
      - Así es como ustedes la ven, pero vamos a ver como se ven ellas a sí mismas.
      - Bueno, a la hora de las quejas se acusan una a la otra.
      - Entonces usted puede observar como está la relación entre las hermanas.
      - Me gustaría que me cuente un poco de historia familiar ¿cómo fue que recibió el nacimiento de la hermanita su hija mayor?
      - Ay! estaba vuelta loca de la alegría. No se despegaba de la cunita y hasta quería que se la diera para jugar. Me costaba trabajo tranquilizarla. Yo quería un varoncito, pero ya ve usted hay que conformarse con lo la vida te da.
      - Pero usted le explicaba que no podía jugar con ella porque era muy pequeña.
      - Claro! pero ella lloraba y se quejaba con el papá de que yo no le dejaba a niña.
      - ¿Y su esposo que hacía?
      - Doctora ese hombre no cambia, siempre apoyando, hacía que la dejara cargar, claro yo era quien la sostenía, pero sabía tanto que se daba cuenta y se ponía brava y lloraba. Después se puso que quería ser chiquita, usted sabe una regresión.
      - La diferencia de edad era muy grande, y ella quería la misma atención.
      - ¿Dejaron de hacerle cariños a ella, acostumbrada como estaba a ser la única?
      - Bueno, usted sabe que aquí las ñoñerías (mimos) son para los más chiquitos, así los más grandes crecen.
      - Parece que su hija mayor hasta el otro día, se sintió niñita.
      - No le digo, que siempre quiere estar pidiendo como una nena y el papá no la deja crecer.
      - Y por lo visto usted tampoco.
      - Bueno yo no, en mi casa yo soy la que pega, regaña, creo que por eso no me quieren tanto.
      - Si la quieren y cuando sean mayores, se lo agradecerán.
      - Así dicen.
      - Estuvo muy linda la historia de sus hijas, pero ha servido para que usted comprenda mejor a su hija mayor. Usted sabe que cuando nace un hermano más, los que ya está se siente desplazados, celosos y temen que no los quieran igual, más aun en casos como el de su hija mayor, era la única y de repente después de 5 años de edad ya no es el centro de atención de los padres. Es por eso que siempre se necesita orientación cuando la familia pasa por esos cambios. Porque los padres no perciben los cambios en los hijos mayores. A eso se suma las comparaciones entre las dos, con lo que abre más la brecha diferencial entre ambas.
     - Dígame eso a mi que sabiendo la situación no supe manejarlo, porque me lo advirtieron, pero ya sabe usted del dicho, en casa del herrero el cuchillo es de palo.
    - Llegó el momento de que iguale su relación con sus hijas, borre las comparaciones, porque aunque usted no lo crea también su hija menor necesita que la vean crecer como a su hermana, antes de que comience a llamar la atención.
     
    Esta madre ha hecho de su vida una única y sola preocupación centrada en su hija mayor, se olvida de que tiene una hija, y al parecer lo bien que esta hace todo, tanto a ella como al padre parece no llamarle la atención sobre las inquietudes que esta niña pueda tener.

      ENTREVISTA No. 8, PACIENTE Y HERMANA.
      
     Hoy llegan a la terapia las hermanas, entran juntas y toman asiento en las butacas una junto a la otra. Inicio con la menor, aunque ella ha participado de la terapia, no presenta hasta el momento ningún problema que amerite tratamiento y ha sido utilizada para manipular a distancia la conducta de la hermana mayor. Ella es tranquila en casa y en la escuela no provoca quejas, aunque la mayor dice que ella es un "diablito disfrazao de ángel" delante los padres.
    - Hola cómo están, yo se que todo va muy bien, papá y mamá ya me lo han hecho saber, pero me gustaría que usted - señalo a la más pequeña - me hable de como se están llevando ahora con el orden y las tareas de la casa que tiene que compartir juntas.
    - Nos llevamos bien.
    - ¿A qué le llamas bien?
    - Oh! bien, ya no discutimos y hacemos lo que nos toca a cada una.
    - ¿Y usted señorita que me dice?
    - Si, nos llevamos bien, ya se quitó la careta - ríe - y mami también le da su bochecito de vez en cuando, que antes nada mas era a mi.
     - ¿No será que igual que tu esta creciendo y ahora demanda más?
    - Ay! no, lo que pasa es que como a ella ya no hay que mandarla a estudiar, ahora a mami le está cogiendo conmigo sin razón, a veces me dispara (arremete contra ella).
     - ¿Cómo es eso?
     - Cuando llega, de una vez busca con que pelear y el que está cerca lleva.
    - Lo que pasa es que cuando mami llegaba, ella se escondía y no salía y a mi era que me regañaba
      Responde la mayor. A veces, era sin razón.
     - Recuerden que mamá tenía razón para regañarte, ella no estaba estudiando suficiente.
     - Si pero preguntele a ella, mami pelea mucho.
     - Es verdad doctora, mami pelea mucho.
     - Ya saben que mamá trabaja mucho y siempre está muy cansada y con estrés, así que sería bueno que no le den razones para que descargue sobre ustedes. Pero no se preocupen, porque ya ella recibió su terapia y ahora ustedes también van a cooperar con ella para que se sienta bien.
      - Pues ojalá que así sea, porque después yo soy la malcriada .
      Responde la mayor.
     - Permitan que les explique algo. A veces la gente se acostumbra a la rutina diaria, sin importar que esta sea buena o mala para cualquiera del grupo. Mamá se acostumbró a estar peleando todo el tiempo con ustedes y cuando consigue que se comporten bien, siente que le hace falta algo.
     - Diantres! con razón.
     Dice la pequeña mientras ríe.
     - No se ría que esto es serio.
     - Ay! perdón.
     - Ahora les llegó la hora de tranquilizar a mamá, porque parece que papá está muy bien.
     - Papi siempre está bien y lo mejor es que él no pelea, aunque casi se pone en eso contagiado por mami.
     Dice la mayor.
     - Será por ti.
     - No me digas, a quien fue que papi le dijo que ya esta grande que vaya ayudar a mami en la cocina también.
     Ver las hermanas discutir, es normal. Esto quiere decir que todo anda bien entre ellas, son capaces de opinar a favor o en contra de sus pareceres en relación con el sistema de interacción del grupo, lejos de ser un problema eso es saludable terapéuticamente hablando. Es el modo que utilizan los hermanos para interactuar, donde surge el acostumbrado "a que si... a que no".
     - Bueno ya veo que son hermanas normales, este diálogo me muestra que son iguales a todos los jóvenes de su edad. Ahora quiero que me dejes un momento a solas con tu hermana, ve a la sala de televisión y te llamaré luego.
     Trato de quedarme a solas con mi paciente, es necesario que hablemos de la terapia y el cambio logrado por ella. En apenas unos meses la joven logró un cambio tan favorable que su madre se encuentra perdida  de lo que fue su rutina en los dos últimos años escolares.
     - Muy bien ahora vamos hablar de ti, quiero que me cuentes lo que te pareció la terapia, que opinas de la misma, se que fue dura algunas veces, más de lo que tu esperabas y ahora que estamos próximos a darte vacaciones por un período más largo, quiero saber que piensas al respecto.
      - No se que decir. Pero si, es buena la terapia y también como usted dice muy dura.
      - ¿Cuando fue dura?
      - Oh! y ese boche que me echó la última vez.
      - Ah si? no recuerdo.
      - ¿Qué no recuerda y me dijo hasta del mal que voy a morir?
     Lo dice riendo, pero yo si recuerdo bien lo que le dije, solo que quiero constatar si, ella no lo olvidó y si el cambio realmente se debe a la terapia aplicada y no por pura contingencia.
       - Bueno lo importante es que, solo debo esperar unos dos o tres años, para encontrarme en uno de esos viajes que acostumbro hacer, con una linda azafata, que ya sabe hablar varios idiomas.
       - Uf! ya yo no estoy en eso.
       - Ah no!
       - No, ya me quité eso de la cabeza.
       - Entonces ¿qué vas hacer cuando termine la secundaria en la escuela?
       Ríe y se cubre la cara, como sintiendo vergüenza lo que va a decir. A mi no me extraña, los adolescentes cambian de idea como cambian de vestido. Es propio querer con afán algo hoy y desplazarlo mañana por otra cosa diferente.
      - Ahora voy a ser Psicóloga. Me hicieron un test con la psicóloga del colegio y dice que doy para eso.
     - Pues que bueno, hacen falta los psicólogos del futuro, porque nosotros nos vamos poniendo viejos y mis hijos y mis nietos necesitarán sus psicólogos.
      - ¿Y porqué usted no los atiende?
      - Porque no es legal, así como tus padres no pudieron hacerte comprender que debías cambiar, yo soy madre en mi casa y no puedo tampoco. Solo soy psicóloga aquí en la consulta. Muy bien, ahora vamos a despedir la terapia, no tienes cita hasta que liberes este nuevo año escolar.
      - ¿Tanto tiempo?
     - Si, ya has demostrado madurez suficiente para que continúes adelante por ti misma, solo que debes seguir esforzándote en hacerlo cada día mejor, ve y disfruta del éxito de tus esfuerzos, tus padres está orgullosos de ti, yo también, no me equivoqué cuando te dije que debajo de tanta rebeldía había una linda e inteligente jovencita, competitiva y trabajadora.
      - Gracias, muchas gracias!
      Se cierra el ciclo de este caso con excelentes resultados.
     Los casos de bajo rendimiento escolar son muy frecuentes dentro de terapia familiar, sobre todo en la etapa adolescente. Múltiples factores afectan el proceso de estudio y los problemas pueden generarse tanto en el seno familiar como en el recinto escolar, pero a veces no es ni lo uno ni lo otro. En este caso en particular, la paciente identificada, fue afectada por el cambio en el estadio de la estructura familiar, cuando los padres pasaron de ser una pareja con un solo hijo por un período muy extendido, a constituirse en una pareja con dos hijos. La diferencia de edad, entre una criatura y la otra fue suficiente para que la primera se sintiera desplazada por la hermana menor, entrando en competencia por el amor de los padres, donde el tiempo sin orientación para el cambio experimentado en la familia, logró que se les fuera de las manos el poder hacia la hija mayor, que se convirtió en complejo de culpa para ellos. Haberla sustituido por la hermana del mismo sexo, donde ella dejó de ser el único y novedoso amor de sus padre, desarrolló en la hija mayor temores y celos mal canalizados ante la ausencia de orientación. Naturalmente que el problema con el paso del tiempo, mostró los signos en el rendimiento escolar de la joven adolescente.
      La mayoría de las veces los tratamientos terapéuticos en estos casos, se dirigen a evaluaciones en la búsqueda de trastornos de aprendizaje, nivel de coeficiente intelectual y control de la conducta con las estrategias de reforzamiento diferencial. Esas son las herramientas con las que se cuenta en la Psicología educativa. 
     No somos dados a unificar los problemas provocado por los estadios familiares o el lugar ocupado en el orden de nacimiento, con los problemas detectados en cualquier miembro del grupo. Sin embargo ha quedado perfectamente demostrado que el lugar de nacimiento constituye uno de los factores que más influye en la personalidad de un individuo. Ser el primero y único, primero y mayor, segundo, tercero o cuarto... por poco o mucho tiempo, provocará en una persona características muy particulares. Recomiendo como terapeuta no olvidar este interesante punto en la aplicación del tratamiento terapéutico, tanto de niños como de adulto. Cuando un miembro del sistema es afectado por el desequilibrio que implica el cambio de estadio familiar y no se soluciona la situación que provoca estrés, aparece la ansiedad como primer signo y esta normal en las circunstancias del momento, pasará a ser somatizada si sobrepasa el tiempo en que tanto el miembro afectado como el grupo, no podrán tolerar mas allá del límite considerado prudente o soportable.
     Aplicamos como solución del caso, la eliminación del síntoma (bajo rendimiento escolar) con estrategias individuales para levantar la autoestima del paciente y eliminar el estrés de la madre, los miembros más intensamente involucrados en el problema, la reestructuración del sistema de interacción de los holones (miembros del sistema de poder, jerarquía y modos de interacción) Ver el mapa estructural del sistema familiar a continuación y explicación del proceso de la terapia en las figuras 1,2,3 y 4 en el cuadro inferior siguiente.
   
    LA ESTRUCTURA FAMILIAR. RESTRUCTURACION DEL SISTEMA.
             REGULACIÓN DEL SISTEMA JERÁRQUICO E INTERACCIÓN DE HOLONES.                                                                                          
                                                              /                                                                   
                     H1                T →  T = P = M          T →  P = M               P  ==  M
                ...............       ►   ....................  ►        ..................     ►   ---\\------//---
                  P = M                       H1  |  h2        T→    T= H1 | h2     T ←T  H1 = h2
                ...............
                      h2
             ______________________________________________________________________       
                     fig. 1                                  fig.2                             fig. 3                              fig.4
             
                                                                              Mapas de interacciones.                                                                          
  
     a) En la figura No.1 se puede observar a la hija mayor (H1) ocupando el lugar de la pareja, el padre y la madre, en tanto que ellos se presentan por debajo de ella, en un segundo lugar, mientras que la hija menor aparece en el lugar correcto en relación con los padres y alejada de la hermana mayor. Es un sistema familiar disfuncional, tal como llega a la terapia. Nótese los límites del poder indefinidos (.....)
     b) La figura No. 2 muestra como el terapeuta (T) entra al sistema, el holón conyugal (P = M) muestra una relación funcional y un padre periférico ( / ), por lo que la terapia se aplica en torno a colocarles en posición jerárquica de poder sobre las hijas, hacer que el padre asuma responsabilidades compartiendo con la madre la tarea de criar y corregir. Quita el empoderamiento a la hija mayor (H1) y estableciendo el holon parental, en el orden funcional cuya interacción es disfuncional (H1 | h2).
     c) En la figura No. 3 el terapeuta entra en el holon parental y establece un sistema de interacción funcional (H1 = h2) antes disfuncional.
      d) Figura No. 4 el terapeuta sale del sistema, presenta el resultado de la estrategia aplicada con la regularización del sistema de jerarquía y la interacción funcional del holon parental, con los límites flexibles (----).
   
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6 comentarios:

  1. Cuando llega la etapa de adolescencia, es probable que los padres pierdan el control o poder sobre la conducta del hijo adolescente, por no saber lidiar con alguien que no es chico pero que tampoco es grande, frente a las demandas del momento.

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  2. Saludos profesora flavia .
    Conozco un joven que en parte de su niñez el vivía con sus padres y no presentaba ningún rasgo de que seria homosexual , pero luego que su padre y su madre se separaron el se fue a vivir con unas tías y atravez de los años comenzó a adquirir la conducta de mujer y el decía que nació para ser mujer .cuando no fue así si no que en el ambiente fue donde el adquirió este comportamiento femenino .yo pienso que si un 80 % de nuestras conductas se adquieren en el ambiente podemos moldear a un homosexual utilizando tres pasos de la psicología de el aprendizaje que son des aprender y re aprender.


    Juan Gabriel Mendez hernandez
    Matricula : 13- mpss-1-506
    Sección :0530

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    1. Hola Juan Gabriel, creo que hablas aquí de la homosexualidad. Este es un problema difícil cuando desde niño se presenta y no encontró la ayuda. Cuando un joven manifiesta esta conducta, ya tiene pareja o experiencia, no se puede cambiar solo con desearlo quienes así lo entienden o porque conocemos las herramientas para cambiarlas. El joven debe desear cambiar, a nadie se puede obligar a cambiar sentimientos arraigados, y la homosexualidad es un sentimiento de los que así quieren ser. Si son reforzados siendo como son, es difícil intervenir en el medio que lo refuerza. Gracias por participar.

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  3. saludos a la chuleria de la O&M

    en la adolescencia es una de las etapas mas conflictiva en el ser humano donde se experimentan los cambios internos de niño a adolescente como la teoria de erick erickson intimidad versus aislamiento para mi entender personal es la etapa donde la persona no es ni un niño ni es un adulto, el adolescente cree que el es el centro de todo y que el mundo gira en torno a el.

    es un sentido de responsabilidad adulta pero con dependencia de los padres.

    los padres no debemos tomarnos la conducta de nuestros hijos adolescentes como algo personal, hay que respetar sus necesidades de marcar individualidad pero al mismo tiempo debemos establecer limites razonables que los hagan entender quienes tienen el control.

    yo pienso que la adolescencia es una etapa crucial para el individuo y los padres deben de ir de la mano con ellos porque la sociedad al igual que la familia y el ambiente de desarrollo, forman la personalidad del individuo.

    nombre: Janet Inmaculada Gomez Valerio
    matricula: 13-SPSS-1-132
    seccion:0530

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    1. Hola Janet, preciso es que los padres se orienten para no perder el poder sobre los hijos. Estos, aunque pasan por procesos incómodos durante su desarrollo acaban por entender cuan equivocados estuvieron, en cuanto a las demandas de sus padres, pero estos últimos también terminan por comprender que los hijos necesariamente pasan por etapas difíciles. Es más fácil para los padres que una vez fueron adolescentes, porque sus hijos nunca han sido adultos. Gracias por participar.

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